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Las polvorosas forman parte del ADN de nuestra dulceria criolla, es esa pequena galleta arenosa que nos conecta con nuestro pasado cultural, su origen a quedado registrado en la memoria gastronómica de nuestro país remontándose al período de la colonia, cuando las monjas de los conventos de clausura nos traen de España en su arte de confeccionar dulces, a los mantecados y polvorones de similar preparación, originados en Andalucía hacia el siglo XV. Estos contenían manteca de cerdo, harina de trigo, almendras molidas y azúcar, pudiendo también llevar cascara de limón o agua de azahar. Los polvorones podían prepararse sin cocer, si se tostaba la harina en una sarten para dorarla ligeramente. Como resultado se obtenía una especia de tortitas de grasa, que hoy se suelen comer durante la época navideña ofreciendolas a los invitados junto con licor de anís. Se dice que el origen de este tipo de galletas, se debe al aprovechamiento de la grasa de cerdo, después de la temporada de “matanzas” de los mismos, que se realiza antes de las navidades.
En nuestro país se adaptan los polvorones para convertirse en “las polvorosas”, se prescinde de las almendras, se utiliza harina de trigo y manteca de cerdo (que hoy día es vegetal), se saborizan con canela y se espolvorean de azúcar glass. Ya se les encuentra entre las ricuras que preparaban las hermanas Bejarano en Caracas, en el siglo XVIII.
Las polvorosas son típicas de la Región Capital, Estados Miranda y Aragua, y Región Andina.
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